Se refiere al ciclo de comportamiento, en que el animal es más activo durante la noche que durante el día. También se aplica a otros organismos, como a plantas que florecen de noche. Es lo opuesto a diurnalidad. Los seres humanos y la mayoría de los animales con los que estamos más familiarizados son diurnos. Los animales crepusculares se mantienen activos en los períodos intermedios, descansando a pleno día y a plena noche. Algunas especies, por otro lado, son activas tanto en el período diurno como nocturno.
La nocturnidad se puede considerar como una diferenciación de nichos ecológicos; se trata de una diferenciación temporal no espacial. También puede ser una forma de cripsis, es decir de una adaptación para evitar los predadores o para poder depredar cuando las presas son más vulnerables.
Muchas especies que son normalmente diurnas presentan comportamientos nocturnos bajo ciertas circunstancias; por ejemplo muchas aves marinas y tortugas marinas visitan los sitios de reproducción por la noche para evitar depredación (tanto para ellos mismos como para la cría) pero el resto de sus vidas son diurnas.
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